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Hace poco, en el taller, y tras varios -y frustrados- intentos de dibujar con pluma, decidí volver a los viejos y queridos lápices de colores. Para que el disfrute fuera completo, elegí como personaje a uno de mis escritores preferidos, que me abrió la cabeza desde la primera de sus obras que cayó en mis manos, "Todos los nombres", que mi mamá me regaló para Reyes hace varios años atrás. A esa novela le siguieron otras, y no diré que me encanta toda su obra, pero sí que he disfrutado -y hasta sufrido- con muchos de sus textos.
No sólo fue un soberbio escritor, sino un ser humano excepcional, comprometido con su tiempo, y un lúcido analista de la realidad.
El pasado sábado 19 de junio me enteré de su muerte, que me conmovió profundamente; la caricatura ya estaba en mi carpeta, pero no podía colgarla en el blog porque mi PC estaba en reparación.
Ayer recuperé mi computadora, y no quería dejar de compartir este humildísimo homenaje a José Saramago.
Obrigado, José.